El reflujo gastroesofágico
es el retorno sin esfuerzo del contenido gástrico a la boca, de forma
esporádica y especialmente tras las comidas. La prevalencia en lactantes es del
18%. Cuando los síntomas empeoran y continuan en el tiempo puede derivar en una
enfermedad de la mucosa esofágica. Este trastorno
puede ocurrir en cualquier etapa de la vida, pero es muy común en lactantes, ya
que su sistema antirreflujo no está maduro del todo, y por lo tanto, es
frecuente el paso retrógrado del contenido estomacal al esófago.
La clínica
comprende síntomas digestivos (náuseas, vómitos, regurgitación), respiratorios
(apnea, otitis, sinusitis, bronquitis...), irritabilidad, anorexia, dolor
abdominal o torácico, dolor al ingerir alimentos y líquidos, anemia, y otros
síntomas menos comunes como tics o retraso psicomotor. Existen ciertos signos de
alarma como son los vómitos verdosos, sangre en las heces, convulsiones,
hinchazón en la fontanela, o comienzo de los síntomas después de los seis meses
de vida.
El diagnóstico se
realiza mediante una anamnesis y exploración física. Además se realizan pruebas
complementarias que permiten verificar la existencia de este trastorno y su
gravedad. Estos procedimientos son las radiologías, ecografías, pHmetrías
esofágicas, gammagrafía y endoscopia.
Más información en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario