jueves, 19 de noviembre de 2015

Algo llamado Autismo

El trastorno del espectro autista (TEA) o autismo, es un desorden neurológico y del desarrollo que se diagnostica durante los primeros tres años de vida del niño, y que se prolonga de forma crónica. La causa de este trastorno es desconocida, aunque los investigadores sugieren que puede tratarse de una condición genética, ya que se han encontrado anormalidades en la estructura y química cerebral de los autistas. Aproximadamente 15 de cada 10000 niños sufren autismo en el mundo, siendo cuantro veces más prevalente en niños que en niñas.



Los síntomas del autismo son variables, pero por lo general, los niños autistas: 
No interactúan con sus padres u otros niños y no mantienen el contacto visual.
→Son poco afectivos y les desagrada el contacto físico.
No desarrollan el lenguaje o lo hacen de forma tardía.
Repiten palabras y frases, rutinas y movimientos. 
Les molesta la luz, el ruido y les inquietan los objetos que se mueven.
→Son muy sensibles a cambios en su ambiente y rutinas, a los que responden con ataques de ansiedad.

El diagnóstico del autismo se realiza siguiendo unas pautas estandarizadas que comprenden dos evaluaciones, la primera de ellas busca déficits del desarrollo, y la segunda excluye trastornos del desarrollo similares. A pesar de que el autismo puede ser detectado antes de que el niños cumpla los dos años, el diagnóstico suele realizarse de manera tardía. Por lo tanto, para que el tratamiento se inicie lo antes posible y resulte más efectivo, es de vital importancia que el personal sanitario se implique en la búsqueda de indicios que permitan diagnosticar este trastorno de forma precoz.


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