→No interactúan con sus padres u otros niños y no mantienen el contacto visual.
→Son poco afectivos y les desagrada el contacto físico.
→No desarrollan el lenguaje o lo hacen de forma tardía.
→Repiten palabras y frases, rutinas y movimientos.
→Les molesta la luz, el ruido y les inquietan los objetos que se mueven.
→Son muy sensibles a cambios en su ambiente y rutinas, a los que responden con ataques de ansiedad.
→Son poco afectivos y les desagrada el contacto físico.
→No desarrollan el lenguaje o lo hacen de forma tardía.
→Repiten palabras y frases, rutinas y movimientos.
→Les molesta la luz, el ruido y les inquietan los objetos que se mueven.
→Son muy sensibles a cambios en su ambiente y rutinas, a los que responden con ataques de ansiedad.
El diagnóstico del autismo se realiza siguiendo unas pautas estandarizadas que comprenden dos evaluaciones, la primera de ellas busca déficits del desarrollo, y la segunda excluye trastornos del desarrollo similares. A pesar de que el autismo puede ser detectado antes de que el niños cumpla los dos años, el diagnóstico suele realizarse de manera tardía. Por lo tanto, para que el tratamiento se inicie lo antes posible y resulte más efectivo, es de vital importancia que el personal sanitario se implique en la búsqueda de indicios que permitan diagnosticar este trastorno de forma precoz.
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